Es la insignia de las propiedades de Catherine Péré-Vergé. La finca, con un subsuelo arcilloso con gravas, está situada en el centro del triángulo mágico formado por Petrus, La Fleur y Vieux Chateau Certan, y desde su compra por parte de Madame Péré-Vergé ha vivido un renacimiento reconocido por crítica y público. Según Robert Parker, en 2012 es uno de los vinos de la añada, con potencial para más de 20 años y, además, el precio es inferior al de añadas míticas precedentes (RP94).