Una propuesta fruto de los años, de la falta de luz, de los mágicos fallos del sistema de control, del cariño del trasegador, la aquiescencia del arrumbador y la complicidad del capataz. Un vermut perdido en una esquina, en botas que nadie miraba, olvidado hace más de 40 años. En aquel momento, alguien decidió dejar de embotellarlo y abandonarlo a su suerte hasta hoy que la bodega, con buen criterio, decidió sacar unas botellas a la luz. En tus manos está conocer como se elaboraban los vermuts de antaño.