El Blanc de Blancs de Alfred Gratien es uno de esos champagnes que impresionan desde el primer instante por su finura. Siempre que lo cato, me sorprende su pureza: un estilo elegante, definido y muy artesano, alejado de los grandes volúmenes. Aquí el Chardonnay se muestra vibrante, floral y con una cremosidad deliciosa que solo se consigue con paciencia y trabajo tradicional. Es un champagne sofisticado sin ser pretencioso, perfecto para quienes buscan elegancia auténtica y un perfil fresco y gastronómico. ¿Por qué elegir este vino? Porque es un Blanc de Blancs artesanal, elaborado íntegramente con Chardonnay de la mejor zona para esta variedad. Porque su producción limitada y su vinificación en barrica aportan una complejidad poco habitual. Porque su estilo es puro, elegante y excepcionalmente gastronómico. Porque mantiene el sello histórico de Alfred Gratien: precisión, tradición y respeto por la uva. En resumen: un champagne fino, equilibrado y con mucha clase, perfecto para celebraciones especiales o para sorprender a un paladar exigente.