Esa minúscula taberna no tiene nombre, su dueño tampoco. Sin embargo,en el barrio de Shinjuku, todo el mundo los conoce. Abierta desde lasdoce de la noche hasta las siete de la madrugada, acoge a losnoctámbulos de Tokio: boxeadores, prostitutas, actores porno, policías y yakuzas acaban allí para tomar caldo, ramen o sopa de miso, segúnlo que haya en la cocina. Cada plato da lugar a un encuentro, unahistoria.