Contrabando (1978) pone a los agentes de la T.I.A. tras la pista de una red de traficantes que está introduciendo mercancía ilegal en el país. El Súper les asigna la misión de patrullar fronteras, puertos y aeropuertos para interceptar los alijos. Como es norma en la serie, la interpretación de las órdenes por parte de Mortadelo y Filemón es desastrosa. Sus intentos de incautar el contrabando les llevan a confisar bocadillos a turistas, destruir equipajes inocentes y dejar escapar a los verdaderos delincuentes en sus narices, generando situaciones de humor físico constante.