Cuesta entender que esta historia, escrita para caricaturizar los tópicos con que se fabricaban las novelas románticas del siglo XIX, fuera objeto de la santa ira de la Iglesia católica, que la metió, como el resto de las novelas de George Sand, en el saco sin fondo del Índice de libros prohibidos. Quizás, más que la temática de la obra de George Sand, lo que más molestaba a la venerable institución era que bajo el nombre masculino de aquel autor de "novelas atrevidas", en realidad se ocultara una mujer culta y libre. George Sand, seudónimo de la baronesa Amandine Aurore Dupin, fue una mujer adelantada a su tiempo. Novelista, dramaturga y ensayista, le gustaba vestirse de hombre para poder acceder sin cortapisas a los cenáculos artísticos y literarios del París del siglo XIX, su ciudad natal. Su vida amorosa fue muy agitada. Entre sus amantes se cuenta el pianista y compositor polaco Frédéric Chopin, con quien vivió una tormentosa relación en Mallorca.