En esta novela breve, Eduardo Mendoza combina la parodia histórica con el humor absurdo y la intriga detectivesca. La historia se sitúa en la Palestina del siglo I y sigue a Pomponio Flato, un ciudadano romano culto y excéntrico que viaja por el Imperio en busca de aguas milagrosas con supuestas propiedades intelectuales. Su periplo lo conduce a Nazaret, donde cae enfermo y, sin esperarlo, se ve envuelto en un caso de asesinato. El joven Jesús —todavía un niño— le pide que demuestre la inocencia de su padre, José, acusado de un homicidio que conmociona a la comunidad. Sin más recursos que su agudeza y su curiosidad, Pomponio se convierte en un investigador improvisado, interrogando a vecinos, descubriendo secretos y enfrentándose a las peculiaridades de una aldea que dista mucho de la imagen idealizada que se tiene de ella. La narración, construida como una carta dirigida a un amigo en Roma, despliega un humor irónico, juegos de anacronismos y guiños literarios que ridiculizan los tópicos de la novela histórica y policial. A la vez, ofrece una mirada desenfadada sobre la fe, la verdad y las versiones oficiales de la historia. El resultado es un relato ágil, ingenioso y cargado de sátira, donde el disparate y la inteligencia se combinan para crear una de las obras más originales de Mendoza.