En la oscuridad de la noche, una figura encapuchada arrastra una pesada caja por las calles cubiertas de nieve. El cofre solo se puede abrir cuando los colmillos de su cabeza de serpiente tienen sabor a sangre. Siglos más tarde, en una biblioteca de Oxford, un niño toca un libro extraño y siente que algo le perfora el dedo. El volumen no tiene palabras, pero finas vetas recorren sus páginas, y parecen temblar, como si estuvieran vivas. Las palabras comienzan a aparecer en el libro, palabras que solo el niño puede ver.