En 1982 Gramática parda obtiene el Premio de la Crítica, un texto muy trabajado sobre el que Hortelano volcó muchas intenciones. Tomando como eje la literatura, la visión irónico-paródica de la novela se vincula a una actitud intelectual que solicita la interpretación de un lector inteligente. Gramática parda es, sobre todo, una meditación sobre el acto de escribir, encubierta bajo una historia críptica, disparatada, absurda y humorística.