La novela sigue en paralelo las vidas de dos familias berlinesas durante el Tercer Reich. Por un lado, los Weiss —el médico Josef, su esposa Berta y sus hijos Rudi, Karl y Anna— personifican la experiencia judía: el avance de las leyes antisemitas, la Noche de los Cristales Rotos, el confinamiento en el gueto de Varsovia, las deportaciones y, finalmente, los campos de exterminio. Cada miembro afronta su destino de manera distinta: Rudi huye y se une a los partisanos; Karl acaba en Auschwitz; Berta y Josef luchan por mantener unida a la familia mientras las redes de persecución se cierran a su alrededor. En contraste, el relato presenta a Erik Dorf, abogado alemán sin recursos que, impulsado por la ambición y la necesidad de sostener a su esposa Marta y a sus dos hijos, entra en la SS como ayudante de Reinhard Heydrich. Su meteórico ascenso lo convierte en testigo —y ejecutor— de la “solución final”, desde la redacción de decretos raciales hasta la supervisión de los primeros campos de la muerte. La degradación moral de Dorf se contrapone a la resistencia física y espiritual de los Weiss, mostrando cómo la ideología nazi sedujo a hombres corrientes y destruyó a millones. A lo largo de diez años (1935-1945) el libro entrelaza hechos históricos —la invasión de Polonia, la conferencia de Wannsee, la rebelión del gueto de Varsovia, el levantamiento de Sobibor— con la trayectoria íntima de los personajes. Su punto culminante llega tras la liberación, cuando los supervivientes confrontan su pérdida y Dorf es juzgado en Núremberg, revelando que la justicia nunca puede equilibrar el horror vivido. Con un estilo cercano al reportaje novelado, Gerald Green ofrece un mosaico de la persecución y el genocidio judíos, poniendo rostro humano a la maquinaria del Holocausto y recordando que la barbarie se construyó tanto con órdenes oficiales como con pequeñas decisiones cotidianas.