Continuación de La profecía celestina, La décima revelación (1996) se adentra en el terreno de la espiritualidad, el autoconocimiento y el misterio existencial. La novela plantea una búsqueda interior a través de visiones, experiencias cercanas a la muerte y mensajes que apuntan a un propósito mayor de la humanidad. Redfield mezcla la narrativa de aventuras con enseñanzas espirituales, creando un relato donde lo místico y lo psicológico se entrelazan. A medida que el protagonista descubre nuevas claves sobre la energía espiritual y el destino humano, el lector es invitado a reflexionar sobre su propia vida, sus relaciones y el sentido de su existencia. Esta obra tuvo un gran impacto en el ámbito de la literatura espiritual de los años 90, consolidando a Redfield como una de las voces más influyentes del género.