Publicado originalmente en 1904, Las confesiones de un pequeño filósofo es una obra autobiográfica en la que Azorín evoca su infancia en Monóvar, un pequeño pueblo alicantino. Con su estilo inconfundible, preciso y minucioso, el autor ofrece estampas costumbristas y reflexiones que convierten lo cotidiano en materia literaria. Más que unas memorias, el libro es un retrato de la mirada infantil sobre la escuela, la religión, la vida familiar y la naturaleza, escrito con la nostalgia serena de quien sabe que el pasado se reconstruye en el recuerdo. Es uno de los textos más personales de Azorín y una clave de lectura esencial de toda su obra.