Novela que se adentra en el género negro con un toque de crónica social y ambientación en la España de finales del siglo XX. La trama comienza con el hallazgo de un cadáver momificado de una mujer, que lleva más de veinte años muerto, en un cuarto trastero. Dado que el caso está a punto de prescribir, la investigación se asigna a JB, un expolicía con un nombre de whisky y con un enfoque poco convencional. El interés de JB se despierta al saber que la mujer, la checoslovaca Dúrsila Nézval, no ha sido reclamada por nadie. El detective se remonta dos décadas atrás, entrevistando al antiguo círculo de amigos de Dúrsila, un grupo de 'hippies' y liberales de la época. A través de los interrogatorios a los sospechosos (un periodista fracasado, un hombre adinerado o un exmarido), JB sospecha que el móvil del crimen fue pasional. La novela es una exploración de los bajos fondos de Madrid, sus garitos y barrios, sirviendo a la vez como una fotografía de la década más 'hippy' y liberal.