Obra del influyente psicólogo Hans Jürgen Eysenck, quien fue una de las figuras más citadas y, a la vez, más controvertidas en la literatura científica de la psicología del siglo XX. Este libro aborda la compleja y sensible relación entre raza, inteligencia y educación, a través de la perspectiva teórica de Eysenck sobre la inteligencia como un constructo psicológico con un fuerte componente biológico y genético. El autor defendió la idea de que la inteligencia (medida a través del CI o factor g) es una cualidad biológica determinada fundamentalmente por factores genéticos, aunque no excluye la influencia social. El trabajo se inscribe en la metodología hipotético-deductiva que Eysenck aplicaba al estudio de la personalidad y la inteligencia, analizando cómo estos factores se relacionan con los resultados educativos.