Romancero se puede traducir como una colección de baladas. De origen folclórico anónimo, estas baladas han formado parte de la tradición oral española (por supuesto, destinada a ser cantada) al menos desde principios de 1400, pero no se escribieron y publicaron hasta 1530. La forma fue adoptada por los poetas del siglo XVI; Lope de Vega, por ejemplo, escribió la balada lírica A mis soledades voy.