-Ahora, en su honor, vamos a comer un postre-dijo el jefe. -¿Ah, sí? ¿De qué se trata? -Aquí se considera un plato exquisito. Son ratas, sírvase una. Pensé que había oído mal, hasta que acerqué la cosa larga y negra a mi cara. ¡No cabía duda de que se trataba de una rata! Toda entera, con piel y rabo, huesos y entrañas, cabeza y orejas y dientes; muerta, sí, pero entera Qué hace el autor con la rata hervida se narra en este relato maravilloso y chispeante de un viaje en bicicleta alrededor del mundo en el que recorrió 45 países, 77.000 kilómetros en bicicleta, empleó 27 neumáticos y sufrió 199 pinchazos. La anécdota de la rata, junto con otras acerca de cómo unos peones camineros chinos le arrancaban el vellc de las piernas, la llamada telefónica que recibió en medio del desierto de Sudán el asalto en México y el cruel recuerdo del gobierno de Idi Amin en Uganda, no son más que algunas de las historias que tiene para contar este viajero