Christine sabe que se equivoca y que los errores pesan y duelen. Sabe tambien que su cuerpo no se ajusta a los canones de belleza al uso y que a sus treinta y siete anos pocas esperanzas le quedan de encontrar al hombre ideal con quien compartir su futuro. Lo que Christine no sabe es que Dios ha vuelto a la tierra para entregarle unas simples reglas de vida, acordes con nuestro tiempo, que haran de ella una mujer distinta y libre. Aunque vista chupa de cuero y cabalgue una Harley Davidson, en los ojos de Dios esta la sabiduria y en sus palabras sencillas descubrimos lo que siempre habiamos sos