Un niño tiene que enfrentarse a un compañero de clase violento, y, ante esta situación a la que no quiere hacer frente, pide a su mesa que le trague; la mesa, efectivamente, se lo traga. Y el niño va a parar al país de las cosas que se pierden o que se olvidan. Encuentra a muchos amigos que también, como él, tuvieron miedo alguna vez, o no quisieron enfrentarse a situaciones comprometidas.. Edelvives. Madrid. Año 2002.