ANTOLOGÍA DEL TALMUD

El Talmud proporcionó al judío la dialéctica y la profundidad de espíritu que lo salvaron del anquilosamiento que sufrieron otros pueblos, y permitió que sobreviviera en ambientes hostiles, entre persecuciones y ataques sin número. El Talmud nunca fue considerado como un código cerrado, sino, más bien, como un memento de las diversas interpretaciones de las leyes bíblicas y tradicionales, un relato verídico de las distintas opiniones rabínicas acerca de las experiencias humanas en relación con la sociedad, con Israel, con Dios y con el reino divino. Lo que es y lo que será el judío lo debe, en gran parte, al Talmud o, más bien dicho, al espíritu que lo produjo. Mientras haya judíos y judaísmo, el Talmud seguirá teniendo su valor, porque ha moldeado la vida y el carácter del judaísmo. En el Talmud pueden distinguirse dos partes , o, mejor dicho, dos obras distintas, que se suelen presentar juntas: son la “Mishná” y la “Guemará”; la primera, única, y la segunda, doble.