La menta spicata, conocida comúnmente como hierbabuena, es una de las plantas aromáticas más populares y utilizadas tanto en la cocina como en la medicina tradicional. La menta spicata se caracteriza por su aroma fresco y penetrante, que la convierte en un ingrediente indispensable en ensaladas, salsas, postres e infusiones. También es muy apreciada en coctelería, siendo esencial en el famoso mojito. Su cultivo es sencillo y se adapta perfectamente a huertos, macetas y jardineras, lo que la hace ideal para quienes buscan tener siempre a mano una aromática fresca y natural. Además de su valor gastronómico, la menta spicata atrae polinizadores como abejas y mariposas, favoreciendo la biodiversidad en el huerto. Características de la menta spicata El nombre científico de la hierbabuena es Mentha spicata. Es una planta vivaz, perenne y muy resistente, con tallos erguidos y hojas verdes lanceoladas de fuerte fragancia. Puede alcanzar entre 40 y 70 cm de altura. Prefiere suelos frescos y fértiles, con riego regular, pero sin encharcar. Se desarrolla mejor en semisombra, aunque también tolera el sol directo en climas templados. La siembra se realiza en primavera, ya sea por semilla o esqueje, siendo esta última opción la más habitual para un desarrollo rápido. Es recomendable controlar su expansión, ya que la menta spicata tiende a extenderse con facilidad si se planta directamente en el suelo. Usos y beneficios de la menta spicata La menta spicata o hierbabuena es muy versátil. Se utiliza fresca en platos mediterráneos, infusiones digestivas, cócteles refrescantes y repostería. Además, posee propiedades carminativas, digestivas y refrescantes, que la convierten en una planta medicinal muy apreciada. Cultivar hierbabuena en casa garantiza disponer de hojas frescas durante gran parte del año. Para complementar tu huerto de aromáticas, puedes acompañar la menta spicata con otras variedades como la menta piperita o la albahaca.