Las semillas de romero (Rosmarinus officinalis) permiten cultivar una de las plantas aromáticas más populares y versátiles en la cocina y en la jardinería. Se trata de una especie mediterránea muy resistente, ideal tanto para aromatizar platos como para aportar un toque decorativo en jardines, macetas o borduras. Su follaje perenne y su fragancia inconfundible lo convierten en un clásico imprescindible en cualquier huerto doméstico. Cultivo del romero El romero es una planta rústica que se adapta con facilidad a diferentes suelos, siempre que estén bien drenados y reciban buena exposición solar. La siembra se realiza entre marzo y mayo en semillero, y cuando las plántulas alcanzan unos 10 cm de altura, se trasplantan dejando una separación aproximada de 60 cm entre plantas. La cosecha puede realizarse a partir de los 40 días, permitiendo disfrutar de sus hojas aromáticas en poco tiempo. Usos en la cocina y en el jardín El romero es muy valorado como condimento natural, ya que realza el sabor de carnes, guisos, pescados y panes. También puede emplearse en infusiones por su aroma intenso y refrescante. En el jardín, destaca por su belleza y resistencia, siendo perfecto para rocallas, borduras o macizos. Su porte compacto y su follaje verde oscuro aportan un toque mediterráneo y elegante a cualquier espacio exterior. Una planta tradicional y duradera El romero ha estado presente durante siglos en la cultura mediterránea, tanto por su uso culinario como por su valor ornamental. Su resistencia, su fácil cuidado y su capacidad de crecer en climas soleados lo convierten en una de las plantas más apreciadas para huertos urbanos, terrazas y jardines familiares.