Prusia, conocida como un «ejército con un país a su servicio», era un estado altamente militarizado durante el último período de las guerras napoleónicas, cuya supervivencia dependía de la fuerza de su ejército. Aunque no era tan famosa como la infantería o la caballería, ni tan numerosa como la milicia del Landwehr, la artillería prusiana era una parte crucial del ejército, ya que proporcionaba un apoyo de fuego vital a las tropas. La artillería «a caballo», compuesta por cañones ligeros de gran movilidad, estaba destinada a atravesar el campo de batalla a toda velocidad hasta donde fuera necesaria, y a menudo resultaba decisiva para derrotar los asaltos enemigos o apoyar los ataques.