Wallenstein, Fernando II, Gustavo Adolfo, Richelieu u Olivares, personajes fascinantes, están aquí presentes, como también lo está la terrible experiencia de los soldados y civiles anónimos, que trataron desesperadamente de mantener vida y dignidad en circunstancias imposibles. La Guerra de los Treinta Años. Una tragedia europea se divide, dada su enjundia y su amplitud, en dos partes, la primera dedicada a las conocidas como fases bohemia y danesa del conflicto, hasta 1630; y la segunda, que arranca con la irrupción sueca y culmina con la postrera intervención francesa. En esta primera parte conocemos los antecedentes y los orígenes del conflicto, que comienza con la revuelta bohemia y el efímero Rey de Invierno, el elector palatino Federico V, vencido en la Montaña Blanca, frente a Praga, y cuyas tierras en Alemania serán conquistadas por los ejércitos de España y de la Liga Católica alemana. Vencido y exiliado el palatino, la obra de Wilson se adentra en los orígenes de la rivalidad entre Richelieu y Olivares, germen de la ulterior intervención gala, y plasma la fracasada intervención danesa en el norte del Sacro Imperio, sellada con una paz de Lübeck que deja a Fernando II como gran triunfador, para abordar por último la amenaza inminente de una guerra general en el continente, que no tardaría en hacerse realidad.