Como si los muertos hubieran surgido de la propia sombra. Pero pronto, el rumor se convirtió en terror. La sombra comenzó a aparecer a plena luz del día, rodeada de una espesa niebla verde. Y, cuando la niebla se asentó en el suelo, apareció una verdadera legión de no muertos (fantasmas, hordas de esqueletos, espectros y más), como si la niebla los hubiera estado ocultando todo el tiempo. Decenas de personas perecían, solo para resurgir. Y, tan rápido como aparecía la sombra, se desvanecía, habiendo adquirido más esbirros para su ejército oscuro.