Un dado de doce caras con el gran Cthulhu acechando para arrancarnos nuestra cordura con sus poderosos tentáculos. Y si no es él, siempre podremos robársela a los demás jugadores. El último que consiga mantenerse cuerdo, gana. Y es más que probable que ese sea el propio Cthulhu. Hay varias ediciones del mismo juego, cada una con una decoración del dado diferente y veinticuatro cuentas de cristal.